En el año 1982, la selección china de fútbol se encontraba en plena efervescencia. Tras terminar terceros en la Copa Asiática de 1976, las expectativas eran altas para clasificar al Mundial de España 1982.
Sin embargo, la fortuna no estuvo del lado chino, y perdieron en el partido de desempate, quedando a un paso de su primera aparición en una Copa del Mundo. A pesar de la decepción, este periodo marcó la consolidación de la primera gran generación del fútbol chino.