La factoría de futbolistas geniales y talentosos que ha fabricado Brasil data de tiempos de inmemoriales. Desde Leônidas da Silva, Ademir, o Zizinho a los míticos Pelé y Garrincha pasando por otros más modernos como Ronaldo Nazario, Ronaldinho o Neymar. La primera gran estrella brasileña que jugó al fútbol fue Arthur Friedenreich y con él la selección logró sus primeros triunfos internacionales.
Friedenreich natural de São Paulo con padre de antepasados alemanes y madre brasileña era un futbolista mulato que fue discriminado en su país por su color de piel. En el terreno de juego se desempeñaba como delantero y era un futbolista muy inteligente, técnico, generoso, imprevisible, hábil en el regate en corto y sobre todo muy eficaz en la faceta goleadora (datos sin contrastar afirman que marcó 1.239 dianas en 1.329 partidos). La leyenda cuenta que fue el inventor del golpeo con efecto al esférico y el propio artillero afirmó que “nunca he fallado un penal en mi carrera”, pero según cuentas de la RSSSF brasileña marró un total de doce. Sus apodos en su etapa como jugador fueron varios como ‘El Tigre’, ‘Fried’, el ‘Rey de Reyes’, el ‘Rey del fútbol’ o el ‘Mulato de los ojos verdes’.
En su larguísima carrera como jugador que duró un cuarto de siglo militó en una docena de equipos con especial relevancia para el Paulistano, Sport Club Internacional, Santos,el São Paulo o el Flamengo. Fue en Paulistano donde logró más éxitos deportivos tanto a nivel colectivo como individual. Con el club polideportivo conquistó seis Campeonatos Paulistas o tres Taça Competência entre otros entorchados. Para ello Friedenreich se erigió en máximo realizador de la competición en siete ocasiones con los blanquirrojos y en una tanto con el conjunto de Mackenzie en 1912 como conYpiranga en 1917. Su año más prolífico fue en 1921 con 33 dianas, una cifra que fue récord durante diez temporadas.
Ya en la década de los 30 y rozando la cuarentena vivió su segunda juventud en el São Paulo. En el conjunto tricolor coincidió en el vestuario con internacionales brasileños como Araken Patusca, Luisinho, Armandinho, Clodô y Junqueirinha y durante variosaños fue un equipo brillante y muy poderoso en Brasil. El São Paulo levantó el Paulista y la Taça Competência en 1931 mientras que al año siguiente fueron el Torneo Inicio y la Taça de los Campeones Estatales de São Paulo y Río de Janeiro sus conquistas más importantes.
Pocos meses después, en 1933, se inició la etapa de profesionalización del fútbol en Brasil y Friedenreich que era un total oponente a este sistema empezó a perder la ilusión por seguir jugando. Se retiró con 43 años recién cumplidos cuando vestía la zamarra del Flamengo y su último partido fue un choque ante Fluminense el 21 de julio de 1935. El duelo terminó con empate a dos y de manera sorprendente ningún tanto llevó su firma.
Friedenreich con la selección
La Confederación Brasileña de Fútbol había surgido en 1914 y en los primeros encuentros amistosos de la selección ante Argentina o Colombia se alineó ‘El Tigre’. El delantero también participó en el primer Campeonato Sudamericano de la historia en 1916 y marcó ante Uruguay, aunque finalmente Brasil ocupó el tercer lugar del torneo. Tras su ausencia en la siguiente Copa América de 1917 regresó para guiar a su país al triunfo en 1919, en un campeonato que se disputó en suelo brasileño un año más tarde de lo debido. La razón: una epidemia de gripe que azotó Río de Janeiro en 1918.
En aquel equipo brasileño que dio la primera alegría a su país además de ‘El Tigre’ se encontraban el gran arquero Marcos y los medios Fortes, el talentoso Amílcar o el polémico y genial Neco. Sin embargo el gran líder, el mejor jugador del torneo y el máximo realizador con cuatro dianas fue Friedenreich. En el primer duelo Brasil derrotó a los chilenos por 6-0 con un hat-trick del atacante paulista. En el segundo encuentro la selección brasileña venció por 3-1 a Argentina y de este modo el último choque ante Uruguay decidiría al campeón. Los charrúas vigentes campeones tenían una escuadra potentísima con Héctor Scarone, Ángel Romano o Isabelino Gradín y no lo pusieron nada sencillo. El partido finalizó empate y al terminar ambas selecciones con los mismos puntos se tuvo que jugar un desempate tres días más tarde en el mismo escenario de Laranjeiras.
La contienda pasó a la historia por ser la primera en que se tuvo que usar una prórroga para dirimir al ganador. El duelo concluyó con empate sin goles tras los 90 minutos reglamentarios y se disputó un primer tiempo extra de 30 minutos donde tampoco se movió el marcador. Por ello se decidió seguir jugando otra prórroga de media hora y a los dos minutos de este alargue (minuto 122) apareció Friedenreich para batir a Cayetano Saporiti con una preciosa y eficaz volea. Ese gol traspasó las líneas del fútbol ya que el racismo hacia los negros en Brasil comenzó a disminuir con celeridad. Friedenreich era un héroe nacional y acalló así las voces de muchos hinchas e incluso del presidente brasileño Epitácio Pessoa que no querían que jugara aquel torneo con la selección. ‘El Tigre’ salió del estado de Laranjeiras subido a hombros por sus compañeros y el fútbol se convirtió en una religión en el país con el pueblo lanzándose a las calles de Río de Janeiro para festejar el título.
Tres años más tarde Brasil (de nuevo como anfitriona en Río de Janeiro) y Friedenreich levantaron el segundo Campeonato Sudamericano de su historia. Sin embargo en esta edición el delantero ya veterano no era uno de los fijos del técnico Laís y aunque disputó los encuentros ante Chile y Uruguay no actuó en la final frente a los paraguayos. Su último partido con el equipo nacional tuvo lugar en 1930 en un amistoso contra la selección francesa en Río de Janeiro a la que derrotaron por 3-2 con una diana del ‘Tigre’.